La antigua fábrica de cemento Asland es una obra arquitectónica singular de primera magnitud. Se trata de un impresionante edificio modernista, en el que destaca el uso de la técnica constructiva de la bóveda catalana (o de ladrillo plano) y las estructuras de hierro forjado.
El conjunto presenta una estructura espectacular, ya que se optó por una construcción escalonada desde la cantera hasta el nivel del tren, adaptándose al desnivel del terreno con el fin de aprovechar la fuerza de la gravedad -caída por inercia- en el proceso de fabricación del cemento.
La construcción
Eusebi Güell, el fundador de la fábrica, se embarcó en un diseño atrevido para el complejo industrial. En la búsqueda constructiva se implicó el arquitecto Rafael Guastavino, que combinó el cemento Pórtland y la construcción con ladrillo plano, llevando la bóveda catalana a nuevos horizontes internacionales.
La construcción del edificio debía ser fácil, rápida y barata, y había que aprovechar al máximo la potencia hidráulica de los saltos de agua del Llobregat. Debido a las condiciones inhóspitas del invierno de esta zona, la construcción tenía que cubrir todo el espacio ocupado por la maquinaria. Se optó por bóvedas tabicadas con mortero de cal que apoyaban sobre una cercha metálica. La singularidad de la fachada se debe a la forma de las bóvedas, que recuerdan un caparazón.
Los albañiles trabajaron durante dos años y medio, y la fábrica entró en funcionamiento el día de Santiago de 1904. Ya en 1909 se puso en marcha un nuevo horno danés de la firma F.L. Smidht, con una capacidad de producción de 150 toneladas diarias de Pórtland, y dos años más tarde entró en funcionamiento un nuevo horno de la casa estadounidense Allis Chalmers, con una capacidad de producción de 120 toneladas diarias. También se añadió una máquina de vapor para complementar las turbinas. Se conectó la gran chimenea con todos los hornos y con las calderas. Hacia 1914, debido a la dificultad en el transporte del cemento, se tuvo que construir un enorme silo con contrafuertes para almacenar el clínker.
Las viviendas
Antes de la construcción del ferrocarril, los obreros se desplazaban caminando desde la Pobla de Lillet y desde Castellar de n'Hug, pero la aislada ubicación de la fábrica hizo necesaria la construcción de una pequeña colonia para los jefes de la empresa. En el Xalet, obra de los arquitectos Lluís Homs Moncusí y Eduardo Farrés Puig, se hospedaban los altos cargos de la empresa y otros visitantes de la fábrica.
En la colonia también destacaba la iglesia, construida en 1924 tomando como inspiración las iglesias románicas pirenaicas.
En 1904, Antoni Gaudí, bajo el mecenazgo de Eusebi Güell, diseñó el chalet de las minas de Catllaràs, destinado a los ingenieros y técnicos de las minas de carbón.