Como es sabido, el esplendor de los señores feudales tenía una directa relación con el número de súbditos y con la importancia de los pueblos y villas que había en sus dominios. Por eso durante el siglo XIII, los barones de Mataplana concedieron cartas de población, entre otros a Castellar de n’Hug, en 1292. Así se aseguraban la atracción de gente hacia sus dominios.
La situación del castillo de Castellar era muy estratégica, porque se encontraba a la entrada de sus tierras en un lugar idóneo y protegido. Para poder tener gente que habitara y protegiera la comarca, Ramon de Urtx concedió la carta de poblamiento.
La última referencia al castillo es de 1482, cuando Galceran de Pinós mandó a la gente de Castellar que ante un posible ataque, se encerrara dentro de los muros del castillo. Poco a poco, esta fortificación perdió importancia, pero el pueblo que había nacido a sus pies fue creciendo.
Castellar de n’Hug ha sabido mantener la estructura y construcción tradicional de sus casas, calles y plazas, con el que conforma un conjunto arquitectónico digno de admiración.