Los restos arqueológicos que se pueden ver en el Museu del Ciment son un testigo impresionante de una de las fábricas más grandes de la industrialización catalana, situada en un entorno natural único. Las galerías de la fábrica muestran los restos de las cintas transportadoras que llevaban el clínker, el material base del cemento, hacia los molinos. Este proceso producía un polvo fino y grisáceo: el cemento pórtland.
El corazón de la fábrica eran los hornos rotatorios, donde la mezcla de minerales se convertía en clínker. Estos hornos, que fueron de los primeros de este tipo en España, permitieron aumentar la producción de cemento de manera significativa.
La visita al museo permite recorrer las diferentes partes de la fábrica, desde el almacén hasta los hornos, pasando por los silos de almacenamiento del cemento. El recorrido incluye también una visita en la nave del carbón, donde se conserva un horno de pruebas original. Finalmente, se vuelve en su punto de partida, a la recepción, después de haber recorrido un camino que muestra la grandeza de esta fábrica histórica.
